miércoles, 25 de abril de 2007

Desde la Feria II: una cacho de cultura

Algunos momentos vibrantes que tuvieron lugar en estos días:

-gente preguntando dónde queda la sala "José Luis Borges", "Rodolfo Bioy Casares" o "Boy Cáceres" (este último es muy bueno, me suena a cantante de banda paraguaya homenaje a Culture Club).
-personas que asistían a la presentación del libro de Larry de Clay.
-la presencia del antedicho de Clay.
-Martín Caparrós diciéndole a una encantadora compañera de trabajo "¿adónde tengo que ir yo?".
-Pacho O´Donell preguntando por el baño.
-Javier Calamaro negándose a firmarle un autógrafo a la única persona que lo había reconocido.
-un sujeto que se había llenado los dedos con savora y se paseaba por la Feria chupándoselos.
-el rumor de que viene Chomsky.

Seguiremos informando.
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jueves, 19 de abril de 2007

Desde la Feria del Libro

Empezó la Feria del Libro y A Naufragar tiene un agente infiltrado en la Organización. Los primeros reportes de nuestro hombre (llamémosle N. V.) nos permiten afirmar que:
–la cara de Lía Salgado está en cuenta regresiva para un estallido que será para alquilar balcones
–Julián Weich es petiso.
-En el acto de inauguración se reservaron dos filas para invitados vip (por ejemplo, para el amigo de Tom Waits). En la segunda fila de este vip, entre gente "de la cultura" y funcionarios impecablemente vestidos, adivinen quién estaba...No, ése, no... No, ése tampoco... Vestido con una remera con "vivos" amarillos y un pantalón desastroso, estaba el bombo oficial del menemismo y tantos otros: El Tula. Insólito (o no tanto, en fin). El bombo, por suerte, no lo llevó.
-la ética del gremio docente está en plena crisis: N.V., nuestro hombre, fue sobornado por una docente con dos barras de chocolate para conseguir un certificado que justificara los días que no había ido al colegio.

Así estamos.
En breve más noticias.

sábado, 14 de abril de 2007

Al final de la escalera

Abrí la puerta y al final de una escalera ascendente estaba Casas.

Se me ocurrió que esa disposición de los ambientes, el hecho de que al abrir la puerta uno no tuviese más opción que ascender hacia, contenía un deliberado simbolismo. Por otro lado, pero en el mismo sentido, esta primera imagen no dejaba de tener un correlato con los hechos (no me animo a decir “realidad”): quiero decir, se marcaba la distancia entre un poeta en serio (Houses) y uno que hace lo que puede (este escribiente). Hacía mucho tiempo que no iba a una lectura, así que no pude sino experimentarme como un extranjero entre la fauna –en el mejor de los sentidos– literaria o bohemizante.

Había también un vaso al que estaba adosado Mairal.

El lugar, el C. C. Pachamama, estaba medio sold out. Yo no lo conocía y nuevamente caí en un momentáneo engaño: por fuera, es bastante feo: apenas una puerta y una pared con el nombre horriblemente escrito; pero por dentro es muy lindo, más bien amigable y simpático. Cinco poetas leyeron, con dispares resultados. Para no individualizar, cosa que sería muy desagradable en este caso, puedo decir que dos de los autores tuvieron una pobrísima performance textual, otro resultó interesante y a otro casi no lo pude escuchar, por encontrarme al lado de uno de los poetas que ya habían leído, quien se empecinaba en hablar con un confidente de un asunto que no parecía poder esperar.

Pero, como era esperable, el momento de Casas fue el más alto y señaló el límite. Su performance fue diferente no sólo por el texto que leyó (referido a Céline): los poetas anteriores leyeron sentados; Casas, en cambio, lo hizo de pie. Y esto me hizo pensar en que quizás haya ahí algo que pensar acerca de la comodidad y el compromiso con la poesía; que no solamente es poeta quien escribe poesía, sino también quien puede sostenerla con el cuerpo. Pero, en fin, tal vez sólo tuvo ganas de estar parado; de todas maneras, esa fue la impresión que tuve. El hecho de que estuviese parado también sumaba teatralidad y dramatismo al momento a causa de la posición de la luz, que lo iluminaba desde abajo dándole una siniestra fragilidad a toda la escena. Gran momento.

La velada se cerró, para mí, con la encantadora presencia de Alvy Singer, con lindas canciones que tienen –por lo poco que pude escuchar– cierto lejano gusto a cabaret francés, en algunos momentos, y también buenas letras. Hubo una de Leonard Cohen.

Y me fui mientras la música seguía sonando.

lunes, 9 de abril de 2007

La propia ausencia

Me hubiese gustado ir a la charla con Tom Waits del sábado, dentro de las actividades del BAFICI, pero como no soy un auténtico fan supuse que esas pocas entradas merecían ser obtenidas por otros.
Los comentarios que andan por ahí hablan de una pobre labor de los entrevistadores, que habrían sido casi boludeados por Waits. Pero supongo que tampoco debe de ser fácil tener al tipo ahí enfrente. En fin, aquí algunas crónicas del acontecimiento:

http://encerradosafuera.blogspot.com/2007/04/tom-waits-en-vivo-en-el-bafici.html
http://forodecine.blogspot.com/2007/04/bafici-tom-waits-en-bafici.html
http://baficifreak2007.blogspot.com/2007/04/nota-tom-waits-en-el-bafici.html

Y una perla, al menos para mí que no estaba al tanto: el blog de... Telerman (¡!):

http://jtelerman.blogspot.com/2007/04/tom-waits-en-el-marco-del-bafici.html

(Noté que no hay comentarios en el blog del afrancesado: o no lo lee nadie o todos los comentarios son puteadas y no los habilita. ¿No sería mejor que se dejara de escribir pelotudeces y arreglara una puta calle o algo?*)

*Un comentario cargado de brutalidad y hasta –quizás– injusticia hacia el pelado, pero que no pude evitar.

domingo, 8 de abril de 2007

Lucas, sus errantes canciones


Lucas Martí, el más interesante singer-songwriter de los últimos años (el otro talento es Coiffeur), publicó un libro de ilustraciones y collages. En general, este tipo de obras no tienen demasiada suerte desde lo estrictamente estético, pero quién sabe, tal vez en este caso las cosas sean diferentes.
Lamentablemente me perdí la presentación, a la que sólo hubiese querido ir para experimentar la cercanía del hombre que está en la izquierda de la foto, ser que –sin lugar a dudas– es un replicante. Nótese el sutil pero presente reflejo rojo en la mirada; préstese atención a ese horrible conjunto de jean, tan deudor de lo peor de los ochentas; no pasemos por alto tampoco la falta de emoción que este Nexus demuestra ante la música y las palabras que a su lado están teniendo lugar. En fin, creo que esto es evidente. A mí no me engañan.

Libro.

Lucas toca el 2 de mayo en La Trastienda.