jueves, 26 de julio de 2007

Una noche en Montserrat

Ayer a la noche leí Montserrat, la nouvelle de Link.
Todo comienza con la llegada de unos intrusos que alteran el funcionamiento del barrio. El narrador-protagonista, M. Spitz, entabla una cierta amistad con los recién llegados. Uno de ellos, el que es realmente peligroso, es un hombre que ha sido alumno de Spitz y que sostiene que una de sus clases le cambió la vida, induciéndolo a dejar la carrera que estaba estudiando y a iniciarse en el Ocultismo.
A partir de ellos (especialmente, uno de ellos, Álvaro, el ex alumno) Lo Raro logra saturar el clima: animales enloquecidos, accidentes, la amenaza de que el discurso del otro acabe por socavar las propias certezas.
El descubrimiento de unos túneles subterráneos, el secuestro de la gata Tita Merello y un descenso a los túneles que no puede sino recordar un descenso a los infiernos, agregan el componente de aventura.
No voy a contar todo, porque ahí está la nouvelle para leerla, pero no dejó de llamarme la atención que sea la figura del alumno aquello en dónde está la psicosis, la causa del mal y del desbarajuste general e incluso la amenaza de acabar con el mundo.
El alumno es el monstruo y la amenaza, para Spitz. No sé cómo será para el Link real (suponiendo que tal entidad fuese aceptada por el propio DL), pero pensar que también para él puede ser de ese modo no deja de tener su gracia.

3 comentarios:

ugenia dijo...

yo tuve de profesor a l. en el primer año de mi carrera, y digamos q con él era amor u odio. A mí me gustaban sus clases, me hacía reír. Siempre se quejaba de las palomas, que en mi facultad hacen nidos en el techo de las aulas. Saludos vietnam, gracias x pasar :)

Demóstenes dijo...

DL es el mejor profesor que yo tuve. Además de todos los elogios que se le pueden hacer, sólo a él le puede dar la cara para dar una clase con la remera del chapulín, ésa roja con el corazón amarillo. :)

¡Saludos!

ugenia dijo...

uh, yo también lo vi alguna vez con esa remera!
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