martes, 28 de julio de 2009

Hipótesis del conejo

"... el Conejo ocupaba un puesto de privilegio en la organización social de la Grecia clásica; la anécdota que hemos referido antes acerca de Sócrates es una buena prueba de ello. Esto era así tanto en Atenas, donde según Waehrenberg la democracia que excluía a las mujeres, a los esclavos y a los extranjeros incluía en cambio a los Conejos atenienses de sexo varón, como en Esparta, cuya sociedad, de Licurgo en adelante, parece haber sido construida a imagen y semejanza de una madriguera de conejos (aunque, contrariamente al caso ateniense, los Conejos no desempeñaban allí papel político alguno).Como tantas otras costumbres griegas, esta pseudohumanización de los Conejos fue copiada por Roma, hasta el punto de que en el año 222, tras el asesinato del emperador Heliogábalo, tristemente recordado por su extravagancia, los pretorianos impusieron en el trono imperial a un Conejo, cuyo nombre, desgraciadamente, no ha pasado a la historia. Cuenta Bruckheimer que el susodicho Conejo demostró prudencia y buen sentido en el ejercicio del cargo, pero cometió la osadía de convertirse al cristianismo, lo que llevó a su derrocamiento y muerte a manos de los mismos pretorianos que lo habían nombrado. El motivo por el que este Conejo no ha gozado del brillo histórico de, pongamos por caso, el caballo de Calígula no es otro que la controversia Conejo-paloma; por esta misma razón, la entrada de la Edad Media supuso la llegada de malos tiempos para los Conejos. De hecho, a partir del siglo VII se hace complicado hallar aunque sea una mínima huella del paso del Conejo por la Tierra. Con una excepción muy significativa; la leyenda del Conejo Asesino. Si ustedes han visto Gilliam, T. y Jones, T., "Los caballeros de la mesa cuadrada", gran monografía sobre la psicosomasis de la mitología artúrica en soporte audiovisual, Handmade Films, Londres, 1973, se acordarán de la escena del Conejo que , tras ser ninguneado por los caballeros, los derrota a base de saltos semicirculares perfectos y mordeduras justo en la yugular. Esto no es sino una parodia de la leyenda del Conejo Asesino, que aproximadamente en el siglo XI se extendió por las Islas Británicas y fue luego incorporada a la mitología artúrica. En la versión extendida de esta conferencia exploro el origen, contexto social y sustrato ideológico-religioso de la leyenda del Conejo Asesino; no habiendo aquí tiempo para tal cosa, me referiré tan sólo a que el documento fílmico de los señores Gilliam y Jones, imbuido sin duda de un equivocado prejuicio anticonejil, muestra a los caballeros venciendo al Conejo Asesino con ayuda de la Santa Granada de Antioquía. Según la leyenda original, no existió tal Santa Granada, y el mal llamado Conejo Asesino exterminó a todos los caballeros que se le pusieron por delante, subiendo al cielo posteriormente. Sea o no esto cierto, parece una interpretación plausible que Dios enviase a este Conejo con el fin de averiguar si la Cristiandad estaba preparada para la venida de un Mesías; habiendo concluido que no lo estaba, el CoNejo asesino volvió al paraíso."

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lunes, 27 de julio de 2009

No retornable

Salió el nuevo número de

NO-RETORNABLE
(revista literaria virtual)
http://www.no-retornable.com.ar/

-La imagen lo es todo
En este dossier nos proponemos analizar la dimensión de la imagen en sus aristas políticas, sociales y literarias.
Ensayos sobre el imaginario
Jean Baudrillard, Alejandro Boverio, Guido Leonardo Croxatto, Sol Echevarría, Jorge Hardmeier, Martin Heidegger, Luciano Lutereau y Andrés Valdez Zepeda
Imagen del escritor y su escritura
William Burroughs, Roberto Arlt, Juan José Saer, Daniel Link y Diego Grillo Trubba
Ficciones: una puesta en abismo
Charles Bukowski, Carlos Gardini, Fabián Casas, Jimena Néspolo y Javier Núñez

-Debatir Malvinas
Desgrabaciones de la Jornada organizada por la revista en la Biblioteca Nacional, en la que se habló sobre las ficciones literarias, la memoria e historiografía sobre Malvinas.

-Meter el verso
Selección de cinco poetas contemporáneos: Soledad Castresana, Gabriel Cortiñas, Valeria Meiller, Bruno Petroni y Verónica Viola Fisher.

-Contate algo
Acá te acercamos, para que puedas leer online, relatos de Mariano Buscaglia, Fernanda García Curten, Laura Galarza, Gustavo Nielsen y Hernán Ronsino.

-39 preguntas a Alan Pauls
Un recorrido caprichoso por sus novelas, su concepción de la literatura, la academia, los blogs, lo contemporáneo, las obsesiones, la intimidad y la política. Por Nurit Kasztelan.

-Laberintos
Imágenes del artista visual Gustavo Eandi

-¿Qué hay de nuevo?
Reseñas de libros editados o re-editados recientemente al alcance de los lectores, los curiosos, los chismosos y los amantes de la crítica literaria.

Sólo para fans: Paddy, otra vez

El amigo Agustín, desde España, me envía el link (http://www.youtube.com/watch?v=4Dq_v5kZeEM) a "Let there be music", una canción del nuevo disco de Prefab Sprout que va a salir en Septiembre. Los Sprouts, como siempre, dando en el blanco: las estrofas (no la intro que me parece muy noventosa) que abren la canción son la clase de soul que un cantante como Mick Hucknall hubiese arruinado, pero la profundidad de la voz de Paddy, en cambio, hace magia.

domingo, 26 de julio de 2009

Grammatically yours

Una de las partes más graciosas de la vida (¿vida?) del profesor de español es la de ser espectador de la lucha entre la obligación del estudiante de responder a un ejercicio y su –a veces– nula capacidad creativa. Sin embargo, en ocasiones, en algunos muchachos/as se puede percibir un desconcierto juguetón, paradójica ironía inconsciente, tan preocupada por cumplir con la gramática que echa a patadas a la cucha al sentido. No los culpo.
Revisemos un par de ejemplos de este particular comportamiento en un ejercicio que obligaba a “completar las oraciones”:

–Me casaría otra vez… si mi padre tuviera más dinero: ¿qué clase de desquiciado puede imaginar una oración así? La leo una y otra vez y no logro imaginar una situación en la que eso pudiese tener algún asidero. Psicoanalista con fritas para la mesa 4, por favor.

–Si yo escribiera novelas,… me llamaría Dr. George: ¿por qué? ¿de qué estás hablando, Willis?

–Si nos hablaras de tus planes… nosotros podríamos preparar la cena: ¿vos me estás jodiendo?

–Esta habitación tendría más luz… si las ventanas estuviesen fuera: ¡¿fuera de dónde, pedazo de demente?! ¿eh? ¡¿fuera de dónde, contestame, contestame?! ¡¿de dónde, por amor de Dios, fuera de dónde?!

–Todo sería maravilloso… si las chicas vistieran solamente traje de baño: un breve rapto de lucidez gringa.

Para terminar, una perlita que está nominada en el rubro “Mejor oración absurda del año”:

“El hombre no se fue,… porque ya se había ido antes

lunes, 20 de julio de 2009

Los cuatrocientos conejos

Al parecer en la cultura meshica el nombre que le daban a la borrachera era Centzontotochtli, lo que significa “cuatrocientos conejos”, a causa de los diferentes tipos de cambios en la conducta y las múltiples formas que el bardo asume a través de la intoxicación con pulque, la bebida ritual que consumían.
Lo que no deja de ser curioso es ver otra vez la figura del conejo asociada a un cambio, a un pasaje entre coordenadas perceptivas; ya no en representaciones modernas sino en la dimensión mítica de una cosmovisión bien diferente, que –sin embargo– coincide en ver la potencia desestabilizadora de nuestro inquietante animal.
Así que la próxima vez que el calor del alcohol comience a sacar los conejos que hay en vos, no debés ignorar que cierto plano del cosmos se abre como si tu cuerpo no fuese más que la galera carnal que se necesita como instancia mediadora entre una y otra apertura; o mejor, como si vos no fueses más que un resto, lo que queda entre una y otra aparición de lo animal.
Por otro lado, ¿Los cuatrocientos conejos no es un excelente nombre para una banda de garage-psycobilly-pop?

viernes, 17 de julio de 2009

Cat Power


Esperé durante años un show de Cat Power en Buenos Aires. Me perdí aquel famoso primer show para unos pocos, creo que en 2001, con ella sola sin banda, así que con éste iba a saldar una cuenta.
Y la cosa se puso mejor cuando supe que el Gran Rex iba a ser el lugar, porque es genial para ver recitales. La última vez que fui había sido para ver a Echo and the Bunnymen en un teatro medio vacío y con un show sublime.
Como era de esperar, la performance de Chan osciló entre la emoción ("The house of the rising sun", "Song to Bobby", "The Greatest", etc.) y la ternura (esos movimientos torpes con los que seguía el ritmo, esas permanentes ganas de no estar en el centro del escenario y de escaparse de las luces).
La banda, perfecta, llena de blues, especialmente el guitarrista (que, hasta donde vi, no usó ningún pedal, cosa que me encantó), y la iluminación me parecían por momentos muy lyncheanas, pero sin el componente siniestro (o sea, no). Pero lo que más me gustó fue la ausencia de diálogo, de comunicación verbal con los que estábamos ahí, que lo único importante fuera la música; al comienzo salió la banda, se tomaron el tiempo para ajustar los equipos, acoplar e intercambiar palabras entre ellos (lo que introdujo desde el primer minuto el clima de intimidad), comenzaron a tocar y al rato salió Chan directamente para cantar. Después, las canciones se sucedieron casi sin espacio entre una y otra. Prácticamente, ese clima no se rompió en toda la noche. El final en un español chapuceado y extraño fue con "Angelitos negros", uno de los momentos más dramáticos de la noche (quizás junto a una versión extremada y bellamente deformada de "I don´t blame you").
Las únicas palabras que se escucharon estuvieron dentro de las canciones. Gracias, Chan.

viernes, 10 de julio de 2009

Conejos


Después de ver este bicho, ¿es extraño que nos obsesionen los conejos?

La visión de un conejo, a muchos, no puede sino hacerles establecer una directa relación con Alicia en el país de las maravillas. Otros, sin embargo, lo vincularán con las Pascuas. Los más cinéfilos con Donnie Darko, Harvey, Inland Empire o Rabbits. Y la lista sigue: Playboy, Bugs Bunny, Roger Rabbit, “Carta a una señorita en París”, la galera de los magos, etc. Una lista abrumadoramente extensa y aún incompleta de apariciones de conejos en diferentes producciones simbólicas puede verse acá.

Pero, para ser sincero, fue desde Donnie Darko (hace ya bastantes años) y, luego, Inland Empire (y Rabbits), que no puedo dejar de pensar en por qué esa recurrencia en relacionar los conejos con lo siniestro. Con el pasaje a una realidad maravillosa ya estaba vinculado desde Carroll, pero algo ha operado un deslizamiento hacia lo siniestro. No soy, desde luego, el único en advertir esto; de hecho, todos los que vieron Donnie Darko y conocen a Lynch lo han observado. En El lamento de Portnoy también se preguntaban “¿por qué conejos siniestros?”. La misma obsesión me recorre hace años: ¿qué implicancias tiene ese cambio en el imaginario sobre el conejo? ¿es un hecho meramente anglosajón?

***


¿No irías a ver una de Francella con Frank, el conejo?

No voy a intentar una lectura de Donnie Darko porque ya hay suficientes (y porque, más importante, no tengo nada diferente para agregar), pero sí me gustaría recordar que la película comienza con "The killing moon", el gran éxito de Echo & the Bunnymen. La letra además de funcionar como anticipación de lo que va a venir ("Sé que debe ser el tiempo de la matanza/mío aunque no quiera/El destino/contra tu voluntad/más allá de todo/Esperará que te entregues a él") es cantada por los Bunnymen. Y será un Hombre Conejo (Frank) el que guiará a Donnie. No es un detalle menor la relación que guarda con el Conejo Blanco de Alicia: ambos tienen al tiempo como su preocupación fundamental. En Carroll, en su primera aparición el Conejo dice: "¡Ay, Dios mío! ¡Llegaré demasiado tarde!", saca un reloj del bolsillo y apura el paso. En la película de Kelly, el tiempo es aún más dramático (ya lo decía la canción, es "the killing time") porque Frank, el Hombre Conejo, le anuncia a Donnie cuánto tiempo falta para el fin del mundo. Alicia sigue al conejo e ingresa en un mundo maravilloso; Donnie sigue al conejo ("I can show the way", le dice Frank, con esa voz en proceso de dejar de ser humana) hasta su propia aniquilación. Algo evidentemente ha cambiado en la percepción del conejo del imperialismo británico del siglo XIX al imperialismo estadounidense del XX.

***

Hace un tiempo había salido un libro de dibujos que se llamaba The Book of Bunny suicide. La gracia, obviamente, consistía en las múltiples variantes que encontraban los conejos para matarse (un ejemplo acá). El libro tuvo problemas en China porque un chico de 12 años se mató usando una de las formas de suicidio que representaban los conejos (ver) y se dejó de vender. No deja de ser curioso que el imaginario occidental siniestro del conejo haya afectado de ese modo en un país como China: famosa es la capacidad reproductiva de los conejos (de 1 pareja pueden descender más de 1500 conejos) y conocida es la superpoblación que existe en China (por favor, que nadie diga que estoy comparando a los chinos con los conejos...) . ¿Acaso los conejos han respondido a la pregunta ("¿Para qué reproducirse?") que Daniel Link formuló en Clases?